domingo, 1 de abril de 2012

A un año de emigrar, Vol. 1: Razones


Hace una semana un compañero de trabajo me preguntó si no extrañaba Venezuela. La pregunta me agarró fuera de base, y más aún la respuesta: no, no la extraño... Lo que me costó un poco fue justificar por qué. ¿Por qué no extraño Venezuela, el país en el que me nací y me crié?

Lo más fácil sería simplemente hacer un balance de lo mal que vivía en Venezuela y lo bien que vivo en Canadá, pero creo que sería simplificar demasiado el asunto, por más que ciertos amigos, conocidos y colegas sí tengan la visión que quienes decidimos emigrar somos personas egoístas que nos desinteresamos de los demás y sólo pensamos en el bienestar propio. La realidad es que no puedo extrañar Venezuela, al menos en el sentido de querer regresar a ella, porque esa Venezuela donde yo nací y me crié simplemente no existe.

Para poner un ejemplo concreto. Yo nací en Caracas, Distrito Federal, una figura política que desde hace doce años no existe. Gran parte de mi adolescencia la pasé frecuentando los alrededores del Paseo Anauco en la Candelaria (que ha cambiado al punto que, al menos hace un año, estaba completamente irreconocible para mí). Tal vez mi zona favorita de Caracas era la Plaza de los Museos, pero principalmente por el Ateneo de Caracas, donde me encantaba pasar tardes yendo a los ciclos de cine en la Sala Margot Benacerraf. Nada de eso existe ya, al menos como yo lo conocí.

Si voy a un caso más drástico, puedo hablar del suceso que ocurrió hace casi cinco años y me motivó a irme del país: el cierre de RCTV. Tal vez es un poco irónico que yo nombre esto porque en diciembre del año 2006 yo renuncié a RCTV porque cambiaron al jefe de escritores del programa donde yo trabajaba y yo no compartía en absoluto el enfoque que él quería darle al programa.

Ahora, una cosa es que yo no quiera trabajar en RCTV y otra es que yo no quiera que exista ese canal.

Aunque no defiendo a RCTV como empresa, sí defiendo su derecho a existir, especialmente en una sociedad democrática, ya que me parece un sin sentido decir que los ciudadanos están en capacidad de decidir quién es el Jefe de Estado y Comandante en Jefe de la Fuerzas Armadas... pero no están capacitados para decir qué canal de televisión ver.

El cierre de RCTV no me impulsó a irme únicamente por el terrible antecedente que fijó contra la libertad de expresión, o por el doble discurso que mencioné en el párrafo anterior. Me fui de Venezuela porque el cierre de RCTV significó la puesta en práctica de una filosofía que había leído en un graffiti muchos años antes: “con hambre y desempleo... con Chávez me resteo”. Sí, con la salida del aire de este canal 3.000 personas se quedaron desempleadas en un país donde, supuestamente, la mayor preocupación es la falta de empleo.

En un país siempre va a haber diferencias políticas, precisamente porque todos tenemos una visión diferente del bien común, o al menos de cómo conseguirlo. Pero en ese graffiti, y después en el cierre de RCTV, se dejó bien claro que quienes defienden la Revolución Bolivariana no ven en ella un medio para conseguir una mejor Venezuela, sino que la Revolución Bolivariana es en sí misma un fin, y cualquier medio es válido para conseguirlo.

Una gran parte de los venezolanos piensan así, ¿y quién soy yo para contradecirlos? Muchos critican a quienes nos vamos por no luchar por el país. Pero, ¿saben qué? Después de doce años yo siento que estaba luchando contra el país, porque la mayoría de los venezolanos no comparte mi concepto de progreso y prosperidad. Entonces, ¿qué hacer?

Cuando me fui de RCTV me reuní con el nuevo jefe de escritores y le dije: “el tipo de contenido que tú manejas no es el que yo escribo, ni el que mejor hago. Creo que sinceramente no tengo nada que aportar aquí, así que mejor me voy”. Y creo que eso exactamente es lo que me ocurrió con Venezuela, que no tengo nada que aportarle.

Claro, muchos leerán esto y dirán que exagero, o que soy un cómodo, o que simplemente estoy equivocado. No sé si tendré razón o no, pero de eso creo que hablaré en otra entrada.

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